A continuación, veremos el proceso de la
fabricación del papel a mano, paso a paso, siguiendo los textos y las imágenes que correspondan a cada una de las fases de este procedimiento tan antiguo como sencillo.
Preparar la pasta
La primera fase del proceso de fabricación de la hoja de papel está determinada por la preparación de la pasta, hasta lograr el punto de refino más idóneo según el tipo de papel. Para ello se debe calcular la cilindrada en función de la capacidad de la pila holandesa, o de la resistencia del motor de la batidora. Llamamos cilindrada a la cantidad de pasta o trapo que se echa al cilindro, o a la pila holandesa; asimismo, el tiempo necesario para desfibrar los trapos y refinar la pasta en dicha pila. Se debe tener en cuenta que la mezcla ha de contener suficiente agua, hasta en dicha pila. Se debe tener en cuenta que la mezcla ha de contener suficiente agua, pues una pasta muy espesa dificulta y alarga el refinado.
Si optamos por el encolado interno, éste es el mejor momento para incorporar la cola pues penetra mucho mejor en la fibra; pero si preparamos pasta para varios días es mejor añadirla antes de cada sesión, ya que así no pierde eficacia. También consideraremos la posibilidad de colorear la pasta en esta fase si tenemos clara la producción; de este modo nos evitaremos tener que ir añadiendo colorante e ir corrigiendo el color: por ejemplo, 50 hojas que sean idénticas en cuanto a un mismo tono de rojo.
1. Se pesa la pasta en seco antes de refinar. Su peso nos indicará la cantidad de papel que necesitaremos una vez terminado y seco. Ya en páginas anteriores hablamos del gramaje y de cómo calcular dicho peso.
2. En primer lugar se echa agua en la pila, sin llenarla, para poder corregir después la cantidad.
3. Se arroja la pasta en la pila, a trozos, y se deja unos minutos en remojo para ablandarla bien.
5. Cuando la pasta ya esté diluida se inicia el afino bajando un poco el molón. Obsérvese que la pasta todavía es gruesa, pero sin grumos.
6. Tras unos minutos de afino se puede pasar al refinado bajando más el molón, incluso hasta su tope si se quiere trabajar de forma radical. Al cabo de unos minutos la pasta estará refinada y suave. El proceso puede durar cuanto deseemos, según el tipo de fibra (en algunas, como el !ínter de algodón, no conviene sobrepasar los 30 minutos) y el papel que busquemos. Durante esta fase podemos añadir la cola y el colorante.
– Cuando la pasta no está refinada forma grumos, y el papel se hace más irregular y presenta menor calidad. La pasta refinada tiene una textura
7. Al finalizar el proceso se vacía la pila en un bidón. La pasta en este estado se puede conservar varias semanas sin riesgo alguno de que se estropee, aunque depende del calor ambiental. Si es muy alto se puede echar a perder al cabo de una semana.
Preparar la tina
Una vez preparada la pasta llenaremos la tina de agua, y en ella echaremos la cantidad necesaria para formar la hoja. La proporción de pasta y agua depende del grosor de hoja requerido. Casi siempre se ensaya hasta comprobar el grosor deseado. A partir de ahí se irá añadiendo pasta a la tina a medida que aquélla se vaya acabando. Si la tina es pequeña lo tendremos que hacer a menudo, y también en el caso de que el tamaño de la hoja sea grande.
1. Se llena la tina de agua, como mínimo hasta una altura de 25 cm.
2. Se echa la pasta en la tina, tanta como veamos que hace falta para formar una hoja del grosor requerido.
Poner en remojo los sayales
Antes de empezar a hacer papel debemos mojar los sayales, pues éstos necesitan agua abundante. Tenemos que remojar también los elementos que sirvan para crear texturas: sacos, estores de playa u otros tejidos, y todo aquello que deseemos incorporar al papel (pétalos, hilos, fibras, algas, etc.); excepto los retales de papel tipo confeti, que conviene echar directamente a la tina al inicio de la sesión para que no se ablanden demasiado.
las hojas- se ponen en remojo los sayales. Las bayetas absor ben rápidamente el agua, pero los fieltros necesitan un poco más de tiempo para quedar bien remojados.
Formación de la hoja
Para formar la hoja de papel ha de removerse la pasta en la tina mediante la horquilla, un palo o la mano, y se sumerge el molde hasta el fondo entrándolo en el agua por un lado y procurando que el marco esté bien ajustado. A continuación se extrae de la tina con vigor y se pasea. El paseo es el movimiento de vaivén que hace el alabrén con el molde para repartir bien la pasta en él y que quede un papel homogéneo. Un defecto bastante común del alabrén es el de la mala orilla, que estriba en la diferencia de grosor que queda en uno de los extremos del papel por un mal reparto de la pasta. Cuando se observa por el brillo de la superficie que el drenaje del agua está terminando, se detiene el paseo para no romper la uniformidad con las sacudidas.
Una vez se ha extraído el agua mediante el drenaje natural decantamos un poco el molde para eliminar por completo el exceso de agua, y a continuación separamos el marco de la forma. En este momento puede tener lugar uno de los defectos más comunes: la gota, es decir, pequeños cráteres que se producen en la hoja todavía húmeda al caerle alguna gota de agua procedente del marco. Para evitarlo, sepárese el marco con decisión -pero no con violencia ni lentitud- para que no salpique ni gotee al pasar por encima de la forma.
*Si no se ha echado cola durante el refino hay que hacerlo ahora, a no ser que se opte por un encolado externo.
Las fibras tienen tendencia a ir al fondo de la tina; por eso es importante remover la pasta antes de formar la hoja; y también para evitar grumos o desigualdades de grosor de una hoja a otra.
3. La forma y la caja o marco deben estar perfectamente ajustados; de no hacerlo así, los papeles que sacamos salen torcidos o con barbas deformes.
l’ 4. Se sumerge el molde en la tina introduciéndolo por un lado.
5. El molde ha de llegar hasta el fondo para generar una buena corriente de fibras.
6. Al extraer el molde de la tina se produce el drenaje del agua a través de su malla. Esta operación no debe realizarse con lentitud, sino más bien rápidamente.
7. El movimiento de vaivén debe ser suave, pues sirve para facilitar que las fibras se repartan por el molde de modo uniforme. Cuando se observe que empieza a faltar agua se debe parar para no romper la estructura que se ha formado.
8. Levantar el marco es una operación delicada, pues a menudo se producen gotas sobre la hoja que al secarse se convierten en defectos muy visibles.
l’ 9. El cálculo del grosor de la hoja se hace a ojo, ya que ésta es la manera de aprender a ver cuándo necesitaremos proveer la tina. El grosor que se observa en estado húmedo es cuatro o cinco veces mayor del que tendrá la hoja seca.