«Periodismo para los artistas y arte para los periodistas»
Esta llamativa frase sirve a Gonzalo Peltzer (Peltzer, 1991, p.176) para definir la infografía y a la vez ilustrar la lógica confusión que suele rodear a los nuevos conceptos y adelantos. Desde hace tiempo, son numerosos los artistas que crean con ayuda del ordenador imágenes sorprendentes que persiguen unos fines estéticos y que no se limitan únicamente a representar la realidad fielmente sino que crean otras nuevas fruto de la imaginación y la inteligencia humana.
Estas creaciones no tienen nada que ver con el periodismo y, sin embargo, son infografía. Del mismo modo, cada diario cuenta ya con un departamento dedicado a la elaboración de infográficos y, aunque se intenta que estos resulten atractivos, su objetivo principal no es el embellecimiento de las páginas. Como dice Michael Keegan (director de Arte del Washington Post):
«los gráficos no son sólo para decorar las páginas. Están cuidadosamente planeados para clarificar la información en una historia». El propósito primordial de los infográficos es informar mejor a los lectores. Uno de los defensores de esta postura es Javier Delicado, quien cree que no podemos considerar arte a la infografía porque «sus metas no son espirituales sino comunicativas» (Delicado, 1991, p. 110).
Para este autor la infografía es ante todo «un fenómeno comunicacional, una forma de predigerir la información gráficamente para facilitar su asimilació»